Puesto que no somos todos iguales, es obvio que no todos encajamos en los mismos…
Como todos los años, la Navidad ha llegado y eso se nota en las calles, en las tiendas, en los hogares… y por supuesto en las empresas.
Una época entrañable que en muchos casos supone un descenso de la productividad a todos los niveles en las organizaciones: relajación, distracción con las compras de última hora, días de vacaciones a la vista… Lo que nos planteamos hoy es: ¿Es esto necesariamente negativo?
Hay varios puntos de vista a tomar en cuenta:
En primer lugar, la propia Navidad afecta de forma diferente a nuestros trabajadores. Parece que este periodo ilumina y llena de ilusión a todos, pero también hay quien, por distintos motivos, lo pasa mal en estos días y eso también tiene su reflejo en su rendimiento laboral. En general, la actitud y el humor es uno de los elementos que más inciden en la productividad de una empresa, y durante el periodo navideño no somos ajenos a ello.
Otro factor que afecta a la productividad, aunque éste no exclusivamente navideño, es la música. Está ampliamente demostrado los efectos beneficiosos de la música en el rendimiento, en especial la música sin letra. Pero en Navidad, este beneficio puede ser un arma de doble filo, especialmente en los lugares de trabajo cara al público, donde las conocidas melodías navideñas pueden llegar a saturar a los trabajadores del mismo, empeorando su humor y afectando negativamente a su desempeño.
También están los planes navideños. Tiempo de reencuentros, cenas de trabajo, equipos, amigos… Actividades apetecibles que pueden distraer a los trabajadores de sus responsabilidades laborales y reducir así su eficacia.
Por otra parte, la Navidad no es tiempo de preocuparse por la dieta. Aumenta la cantidad de lo que comemos, y no es extraño que al trabajo se lleven dulces típicos de estas fechas. En este caso, por nimio que parezca, estos pequeños aportes extra de azúcar (puesto que sí, la Navidad es dulce) pueden hacer que los cerebros de los empleados funcionen un poco mejor, lo que por supuesto influye en la eficiencia de los mismos.
¿Y cómo olvidarnos de la decoración? Árboles que brillan, tiras de espumillón de todos los colores, nieve artificial en los cristales… En este caso de nuevo hay dos lecturas. Por una parte, el trabajador que aprecia el esfuerzo de la empresa por dar notoriedad a este periodo especial, que mejora su humor y por tanto su productividad, o el trabajador que ve un esfuerzo frívolo en recursos que a su juicio podrían emplearse en otras prioridades, con el consiguiente efecto negativo para su día a día en dicho contexto.
Tras este breve análisis nuestra conclusión es que por todas las distracciones es razonable pensar que sí, en Navidad la productividad de nuestros trabajadores desciende.
Pero, por otra parte… ¿es algo negativo? ¡No! En definitiva empleados contentos durante todo el año (por más que en estos días se tomen un descanso) significa mejores resultados de la empresa en el medio y largo plazo.
Por eso, desde Euroforum os animamos a fomentar el espíritu navideño en vuestras organizaciones. Al fin y al cabo… ¡son dos días al año!
¡Feliz Navidad!