Es innegable que, desde la popularización de las redes sociales, vivimos mitad de nuestras vidas…
El concepto de likeability está muy ligado a la marca personal que todo profesional debe desarrollar para progresar en su carrera laboral. Si tuviéramos que hacer una traducción, estaríamos hablando de la capacidad que tenemos de gustar a los demás.
Pero… ¿qué nos hace gustar a los demás? El likeability es una idea abstracta y hasta cierto punto subjetiva. Para algunos, los factores que lo determinan son de tipo innato, como por ejemplo el atractivo físico o el talento natural a la hora de desempeñar ciertas tareas.
Sin embargo, la realidad es que este concepto está más ligado a aspectos que están bajo nuestro control, y que se pueden entrenar y desarrollar si se cuenta con un cierto nivel de inteligencia emocional.
Así, el likeability de cada uno no tiene tanto que ver con la belleza o la inteligencia, como se tiende a creer, sino que está más relacionado con términos como sinceridad, transparencia o empatía.
Como decíamos, está en nuestra mano mejorarlo, por eso vamos a repasar algunos de los comportamientos que lo hacen posible, y que se suelen dar en personas con un alto grado de inteligencia emocional:
- Equilibrio entre dedicación y compañerismo: Son personas serias en el trabajo, que ofrecen resultados, pero que se muestran amistosos hacia los compañeros. Evitan los cotilleos y tratan de llevar a cabo interacciones útiles con los demás. Demuestran por tanto que les importa tanto su trabajo como sus compañeros, y es algo que los de su alrededor reconocen y agradecen.
- Son auténticos: Ser genuino y honesto con los demás es otra de las características indispensables para subir el nivel de likeability. A nadie le gusta la gente falsa, y si los demás tienen la concepción de que esa persona es auténtica tenderán a confiar en ella.
- Les gusta la discreción: No es necesario tener una personalidad arrolladora para gustar a los demás, y por lo general a la gente no le atrae demasiado aquellos que siempre tratan de llamar la atención. Solo con ser amistoso y considerado con lo de alrededor ya se tiene mucho ganado.
- Lenguaje corporal positivo: Controlar y ser conscientes de nuestros gestos, expresiones y tono de voz a la hora de relacionarnos puede ayudar a causar buena impresión a quien tenemos alrededor. Algunas buenas prácticas para lograrlo son usar un tono entusiasta al hablar, no cruzar los brazos, mantener el contacto visual con nuestro interlocutor… el cómo en este caso puede ser más importante que el qué.
- Son consistentes: Para que la gente confíe en una persona es importante mostrarse coherente y fiel a unos valores de manera continua. Las personas que son imprevisibles tienen menor grado de likeability que aquellos de los que se sabe cómo van a reaccionar según la situación.
Estos son algunos de los consejos que puedes aplicar para mejorar tu likeability y convertirte en un profesional valioso y único, de los que generan “buen rollo” en la oficina, consiguen resultados y, además, disfrutan de su trabajo.