En 2002 David Allen publicaba Getting Thing Done, cuyo título en español fue Organízate Con…
Para las organizaciones que realmente se preocupan por el desarrollo de sus trabajadores, medir la efectividad de sus actividades formativas es un asunto de máxima importancia, y, en la mayoría de ocasiones, supone un gran reto.
En un mundo ideal, la efectividad de la formación de los empleados y los programas de desarrollo se mediría con una simple fórmula que nos daría la tasa de ROI (Return of Investment) para cada caso determinado.
Pero esto no es tan sencillo, y más si tenemos en cuenta que las empresas no sólo se preocupan del ROI en sus formaciones, sino que también se interesan en que real y efectivamente los empleados adquieran los conocimientos que después les van a servir para ser más eficientes en su puesto de trabajo.
En cualquier caso, el primer paso para evaluar la satisfacción frente a un training tanto de empleados como de organizaciones es saber exactamente qué queremos medir.
Hay varios factores a tener en cuenta cuando encaramos el análisis de la efectividad de una formación para empleados:
- Nuevos conocimientos y habilidades: El primer objetivo de un programa de formación para empleados es, precisamente, que forme a la gente. Nuestros empleados tienen que adquirir nuevos conocimientos y desarrollar sus capacidades. Para ello es clave que la metodología y la forma de evaluar su progreso sean las adecuadas.
- Mejora de los procesos: Otro de los grandes objetivos que las empresas buscan cuando planifican una formación para su plantilla es la de mejorar los procesos y flujos de trabajo para hacerlos más eficientes. Comparar el rendimiento y la efectividad de éstos antes y después de un training es la forma de medir su éxito. Además, preguntar directamente a los empleados sobre si un proceso o técnica aprendido encaja o no en la organización puede proporcionar valiosos insights acerca de qué funciona y qué no en una formación.
- Impacto en la cultura organizacional: A las empresas también les interesa medir la efectividad de formaciones de contenido ético o cultural que se pueden dar cuando, por ejemplo, alguien nuevo se incorpora a la plantilla o se producen grandes cambios en la empresa.
- Valoración de los trabajadores: Las personas que forman parte de una compañía valoran la formación y la adquisición de nuevos conocimientos, sobre todo si éstos les ayudan es su desarrollo profesional. Mediante test y entrevistas personales podemos medir cómo de satisfechos están con los programas formativos de la empresa.
- Repercusión en los resultados: El impacto de la formación en los resultados de la empresa es el más relevante para las organizaciones. Estudiando la evolución de los ingresos antes y después de un periodo de training podemos hacernos una idea de cómo ha funcionado y si ha sido útil para la compañía.
Estas son algunas pistas para medir la efectividad de las formaciones a empleados en tu empresa. En general, es importante no perder el foco de lo que se quiere conseguir antes de realizar una inversión en un training para la plantilla. Evaluar en qué áreas es más conveniente llevarla a cabo y los métodos y herramientas necesarios es la llave del éxito, y se reflejará en las mediciones posteriores.
Para lograrlo nada mejor que contar con el asesoramiento de los mejores expertos en lo que a formación y desarrollo del talento se refiere. Si tienes cualquier duda al respecto…
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