Con la pandemia del virus COVID-19, el teletrabajo se ha convertido en la mejor solución…
Compartimos con vosotros este artículo de Vanesa Martín-Caro, especialista senior del Área de Learning de Euroforum, en el que analiza la empatía desde diferentes perspectivas y ello invita a reflexionar.
«En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, la mejor cosa siguiente es lo incorrecto y lo peor que puedes hacer es nada”.
Theodore Roosevelt
Empatía; “Capacidad de percibir, compartir y comprender los sentimientos y emociones de los demás, basada en el reconocimiento del otro como similar. Identificar y reconocer lo que otro puede sentir, preocupándose por experiencias ajenas.
Buena y clara definición la que ofrece Wikipedia y, tras una primera lectura, parece que la empatía finalmente puede ser una gran cualidad personal, pero…. ¿hasta qué punto la empatía es positiva?, ¿existe un punto en el que la empatía puede llegar a ser peligrosa en las relaciones profesionales?
Las personas empáticas son unas estupendas lectoras de las emociones y pensamientos ajenos y eso supone una gran ventaja adaptativa pero ¿qué peligros entraña para las mismas esa estupenda lectura?
Desde un punto de vista objetivo, la empatía puede ser contraproducente si de lo que se trata es de tomar decisiones que entrañen ir contra corriente de las emociones que despierta la capacidad empática. Este tipo de situaciones son muy recurrentes en la posición de un líder. El equilibrio entre la emoción y la razón será aquello que favorezca el procedimiento en la toma de decisiones, consiguiendo así, unas consecuencias justas en el proceso.
El peligro de carencia reflexiva en ciertos contextos y personas, lleva asociado un sesgo que propiciará la susceptibilidad de ser manipulado y que podrá llevar al fracaso a cualquier gestor de equipos que se precie. Obviamente, si lo que pretende conseguir con su toma de decisiones, es alcanzar un objetivo y logro conjunto del equipo. En este escenario se mueven a diario todos los gestores de personas que luchan en contra de su gran “ventaja empática” a favor de la razón, la cual no siempre es justa pero si estrictamente necesaria.
Un ejemplo claro de lo descrito se ha mostrado de forma evidente en el escenario actual a nivel mundial. La sacudida por la COVID19 ha puesto en jaque a miles de gestores de personas, donde su toma de decisiones implicará la responsabilidad del futuro personal y profesional de la población. Población con nombres y apellidos, con familia, con sueños… Y, por otro lado, dispuesta a tirar del carro del futuro incierto de muchas empresas y organizaciones.
Esta situación ha evidenciado las habilidades que definen y señalan descaradamente, con el dedo índice, al buen líder. Brillará aquel que actúe utilizando su inteligencia emocional en el proceso decisional sin olvidar la razón objetiva del mismo, siempre con el objetivo de no caer en la ventajosa, pero temida habilidad, empatía peligrosa.
Podría terminar diciendo, que en general, hacemos demasiado uso de la frase: “Ponte en sus zapatos”. Para un proceso de toma de decisiones justo; no elijas los zapatos negros (razón), ni tampoco los blancos (emoción)…hay una gama de grises maravillosos que no rompen el outfit y que podrás contar con ellos, en más de una ocasión, como fondo de armario, para encontrar la armonía (prudencia) con todo tipo de tendencia de temporada.
Vanesa Martín – Caro
Especialista Senior «Área Learning»