El concepto de likeability está muy ligado a la marca personal que todo profesional debe…
Los empleados tóxicos generan dificultades innecesarias para todos los que están a su alrededor. Sea de manera inconsciente, ya que algunos no parecen darse cuenta del perjuicio que causan a su alrededor, o de forma totalmente voluntaria, como hacen aquellos que parecen disfrutar sembrando el caos y sacando de sus casillas a los demás, ambos tienen efectos negativos sobre cualquier empresa.
El motivo es que este tipo de empleados añaden stress en las personas con las que tienen que tratar en su día a día, un stress que se acumula al que ya de por sí genera de manera natural el propio puesto de trabajo.
Además, nuestro cerebro está mejor preparado para enfrentarse al stress generado por situaciones que conoce y puede hasta esperar, como por ejemplo el stress que genera la negociación para el cierre de un contrato que económicamente puede hacer que la empresa crezca.
Pero el stress que generan los empleados tóxicos en muchas ocasiones es difícil de atribuir a dichas personas, y se convierte en algo que nos está influyendo negativamente pero cuyo origen no sabemos determinar.
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¿Qué tipos de empleados tóxicos te puedes encontrar?
- El empleado desastre: Es un tipo de empleado poco competente, que tiende cometer errores y puede minar la productividad y la energía de todos los de su alrededor, a quienes pide constantemente ayuda para resolver sus problemas. Es desorganizado, poco creíble y no se adapta bien a los cambios.
- El empleado vago: Es especialista en evitar el trabajo, en ello emplea la mayoría de sus energías. Su motivación es muy baja, tienden a no cumplir con los deadlines, gestionan mal su tiempo y suelen perderlo navegando por Internet en horario laboral, y también suelen ausentarse del trabajo con mayor frecuencia de lo normal.
- El empleado mártir: Se trata de un empleado que, a diferencia del vago, trata de hacerlo todo él. No conocen sus límites, y quieren demostrar a todo el mundo lo que es el sacrificio del trabajo. Su actitud es poco constructiva, trabajan incluso enfermos y son candidatos constantes a perder los nervios y estallar en el trabajo.
- El empleado vividor: Son divertidos, sociables y muy tendentes a entretener a los de su alrededor. Muy carismáticos, pero pueden llegar a hacer interminables las pausas del café. Les cuesta enfocarse en el trabajo, y además a veces son un tanto inmaduros a la hora de hacerle frente a sus responsabilidades.
- El empleado sociópata: Los empleados con tendencias sociópatas pueden causar mucho daño en un entorno de trabajo. Envenenan la atmósfera y crean un ambiente hostil para los demás trabajadores, afectando a su moral y a su efectividad. Pueden llegar a acosar a sus compañeros, no se preocupan en absoluto por los protocolos de trabajo, llevan mal el acatar órdenes de sus superiores y pueden hasta manipular a los demás y tratar de sabotear su trabajo.
¿Cómo tratar con los empleados tóxicos?
Sin embargo, es posible lidiar con estos compañeros si sabemos cómo. Para ello es importante tener en mente el concepto de inteligencia emocional. Las personas que tienen la inteligencia emocional más desarrollada pueden hacer frente de manera más eficiente a un posible compañero tóxico:
- Estableciendo límites: Una de las características de un empleado tóxico es que trata de arrastrar a los demás a su mundo de quejas y problemas. Es importante marcar las distancias necesarias con ellos, y redirigir las conversaciones negativas. Por ejemplo, si un compañero se está quejando delante nuestra, una buena idea para redirigir la conversación hacia algo productivo es preguntarle que haría él para solucionar el problema.
- Eligiendo bien las batallas: Entrar en conflicto con un empleado tóxico no es una buena idea. A veces no se puede evitar la confrontación, pero una persona emocionalmente inteligente sabe retirarse a tiempo y llegar al día siguiente con su reputación intacta.
- Estando por encima de ellos: Una persona inteligente debe saber que el comportamiento de alguien tóxico es irracional. Tratar de buscar una lógica a lo que hacen desde nuestra visión no tiene sentido, y mucho menos tratar de discutir dicha lógica con la persona en cuestión.
- Manteniendo la distancia emocional: Para ello, hace falta conocimiento. No se puede parar a alguien que siempre busca sacarnos de quicio si no reconocemos cuándo sucede esto. Y una vez detectados esos momentos, lo mejor es no seguirles la corriente.
- Evitando pensamientos negativos: Este tipo de pensamientos, cuando se generan por el “mal rollo” con algún compañero tóxico, son absolutamente contraproducentes. En este sentido, lo recomendable es enfocarse en buscar una solución (si la hay) para resolver el conflicto, en lugar de quedarse masticando el problema.
- Llevando una vida equilibrada: Evitar abusar de excitantes como la cafeína y dormir bien para recargar el cerebro son dos buenas recetas si tenemos que lidiar con personas tóxicas en nuestro lugar de trabajo. Además, siempre podemos buscar apoyo y comprensión en nuestras personas cercanas: pareja, amigos, familia… si hemos de desahogarnos por la situación en el trabajo causada por estas personas.
En resumen, si conseguimos poner juntos y aplicar todos estos tips estaremos preparados para manejar a los compañeros de trabajo tóxicos e impedir que su actitud influya en nuestro día a día.