Para que un equipo de trabajo funcione correctamente, generando buenos resultados y siendo realmente efectivo; dentro del staff debe existir una figura que sepa coordinar y gestionar equipos de trabajo, sea capaz de motivar e inspirar y, por supuesto, de potenciar las habilidades de cada uno de los miembros del equipo.
El factor humano nunca había sido tan importante para la consecución de objetivos en las organizaciones. Y este cambio respecto al modelo tradicional ha obligado a los responsables de los equipos a reciclarse, adquiriendo nuevas habilidades de gestión empresarial.
Y es que un buen líder es mucho más que un jefe: debe tener las cualidades necesarias para tomar las mejores decisiones, asignar los recursos con responsabilidad, planificar las acciones y, por supuesto, gestionar a las personas que tiene a su cargo, inspirándolas desde la motivación y el optimismo. A continuación lo explicamos más detalladamente.
Índice de contenidos
Dotes comunicativas
Dominar el arte de la oratoria es imprescindible para desarrollar las demás habilidades: todos los grandes líderes son grandes comunicadores. Y esto no implica únicamente hablar correctamente, sino también ser claro, conciso, manejar a la perfección el lenguaje no verbal y lograr una comunicación fluida entre todos los miembros del equipo.
En este sentido, tan o más importante como saber comunicar de manera eficiente es saber escuchar, prestando atención a lo que dicen los demás y adaptando el discurso y las acciones a las necesidades del equipo.
Pensamiento estratégico
Conocer el estado de la empresa, los recursos de que dispone y a sus trabajadores son tres pilares fundamentales para planificar de manera estratégica y cumplir con los objetivos planteados para un proyecto. El manager de un equipo debe pararse a observar su entorno de trabajo y no solo realizar tareas ejecutivas. Además, su intuición y su creatividad son habilidades que le aportarán un gran valor añadido.
Colaboración y coordinación
Para no desperdiciar tiempo y recursos, tanto humanos como económicos, es indispensable saber coordinar grupos de trabajo, colaborar con ellos e incentivar estos comportamientos entre todos los miembros del staff. Para lograrlo, existen herramientas que van mucho más allá de los correos electrónicos o las reuniones. Algunos ejemplos son Basecamp, Asana o Slack.
Motivación
Un equipo motivado trabaja a gusto, rinde por encima de la media y atrae y retiene al mejor talento. Por ello, un objetivo que todo líder no debe perder nunca de vista pasa por motivar e inspirar al equipo, siendo un ejemplo a seguir para cada uno de sus miembros.
Valor
Tomar decisiones difíciles, asumir sus errores (y los de su equipo) y, en definitiva, salir de su zona de confort para realizar tareas que van más allá de sus responsabilidades demuestran el valor de un líder. No se trata de actuar impulsivamente o de correr riesgos, sino más bien en ser capaz de analizar situaciones complejas bajo presión, sin quedarse bloqueado, y actuar en consecuencia.
Compromiso
Con la empresa, con el equipo y con los clientes. Si la persona encargada de gestionar un equipo no muestra compromiso con su entorno de trabajo, no es un líder. Y solo si tiene esta cualidad será capaz de amplificarla, ya que los demás miembros asumirán ese compromiso como propio.
Capacidad resolutiva
Un líder debe ser una persona capaz de resolver los problemas que puedan surgir durante el proceso de trabajo, y, por lo tanto, tendrá los conocimientos y los recursos necesarios para gestionar este tipo de situaciones. Tendrá la capacidad, por lo tanto, y entre otras muchísimas cosas, de lidiar con el estrés que se produce en momentos de gran carga de trabajo.
Resiliencia
Al hilo de la capacidad de resolver problemas es importante hacer mención a la resiliencia de las personas que gestionan equipos de trabajo. Y es que, en ocasiones, algunos problemas serán inevitables y, por más que busquemos, no encontraremos la solución a los mismos. En este sentido, un líder deberá hacerse responsable, gestionar las consecuencias y bajo ningún concepto permitir que lo derivado del problema afecte al equipo si él no ha sido culpable.
Saber delegar
Es una habilidad de la que no todas las personas encargadas de gestionar equipos disponen, pues consideran que delegando perderán el control sobre su proyecto. A su vez, es una de las más importantes, ya que no delegar genera desmotivación entre los trabajadores por la falta de confianza puesta en ellos y una gran pérdida de tiempo del manager, que realiza muchas más tareas de las que le corresponden.
Empatía
Ser empático, o lo que es lo mismo, ser capaz de ponerse en la piel de los demás (compañeros, clientes, etc.), es una cualidad imprescindible en un líder que, cuando sea necesario, sabrá adaptar su discurso en función de las personas a las que se esté dirigiendo.
Aunque parezca que la mayoría de líderes llevan siéndolo desde siempre y su condición sea más bien innata, lo cierto es que detrás de la gestión de equipos de trabajo se encuentra una gran disciplina. Para convertirse en un buen líder es necesario contar con las habilidades que hemos comentado a lo largo de este artículo (o bien desarrollarlas mediante formación especializada), pero sobre todo tener en cuenta que estas cualidades se adquieren con esfuerzo, constancia y años de experiencia. ¡Nadie nace aprendido!