“No soy producto de mis circunstancias, soy producto de mis decisiones” Con esta frase, Steven…
Tomar decisiones en general parece sencillo, pero esta tarea se complica si eres el líder de una compañía o de un equipo, y aún más si esas decisiones no van a ser positivas.
El liderazgo es mentalmente muy exigente, el líder es quien tiene la última palabra y tarde o temprano tendrá que enfrentarse a decisiones que no serán muy cómodas, como despedir a un empleado cercano o arriesgar en alguna estrategia de negocio.
Índice de contenidos
Cómo tomar una decisión difícil
Todas estas decisiones pueden agotar a una persona y ser difíciles de asumir por lo que lo mejor es seguir cierta estrategia para finalmente elegir lo más correcto:
- Evita la fatiga de decisiones: esto ocurre cuando se toman muchas decisiones una tras otra, aunque sean pequeñas, de tal manera que se acumula el estrés al tener que abordarlas y se produce la llamada “fatiga”. Para evitar esto hay que restar importancia a estas decisiones más pequeñas y delegar cuando sea posible.
- Olvídate de ti mismo: una buena manera de tomar estas decisiones difíciles es eliminarte a ti de la ecuación e imaginar que lo ves todo de manera externa. Puedes ponerte en la situación de que el problema es de otra persona, que tú no estas involucrado y así tomarás una perspectiva que te permitirá decidir mejor. Una buena técnica es contar en voz alta la disyuntiva para poder distanciarte del todo.
- Ponte una fecha tope: cuando tenemos que tomar decisiones complicadas y que no son enteramente de nuestro agrado es común que procrastinemos y dejemos las cosas para más tarde. Evitar postergar tareas en todas las áreas de nuestra vida es, al fin y al cabo, un reto. Pero si lo conseguimos seremos más productivos, no solo tomando decisiones sino en todas las tareas. Una manera de conseguirlo es poniéndonos fechas límite, siendo realistas con los objetivos y pero también firmes.
- Limita tus opciones: cuando tenemos muchas opciones nos suele costar más decidir. Lo podemos ver en cosas tan simples como elegir el sabor de un helado en una heladería, todo el mundo se pasea un rato por el mostrador intentando escoger entre todas esas delicias. Si lo llevamos a las decisiones empresariales esto no cambia, por eso es necesario limitar estas opciones para elegir mejor y más rápido. Por ejemplo, si estás dudando entre dos proveedores y decides elegir teniendo en cuenta tan solo un factor como el precio o la calidad, tardarás menos que si te pones a valorar todos los factores juntos.
- Piensa en el “largo plazo”: no te precipites, es verdad que te hemos dicho que te pusieras fechas tope pero tampoco es necesario que decidas en un segundo, especialmente si la decisión va a suponer grandes cambios. Pregúntate si la decisión tendría futuro, cómo lo ves de aquí a 4 años, etc.
- Cuantifica los factores: si tomamos decisiones únicamente guiados por instintos emocionales, no podremos llevar una empresa a buen cauce. Para ser un líder es necesario tener momentos en los que pensar con la cabeza fría y para esto es importante cuantificar todos los factores que van a determinar esa decisión. Por ejemplo, si dudas entre contratar a dos personas, establece ciertos criterios y puntúa a ambas personas de acuerdo a cómo se adecúan a esos criterios, al final quien tenga más puntos será la opción más acertada.
- No dudes: si has seguido todos estos pasos tienes que estar seguro de que la decisión que vas a tomar es la acertada por lo que, si todavía dudas, puede que tengas que darle una vuelta más. Tomar decisiones importantes cuando aún se tienen dudas puede ser muy perjudicial.
Ejemplos de decisiones difíciles
El proceso de toma de decisiones en una empresa como hemos visto no es algo sencillo, en algunas ocasiones nos vemos en este tipo de situaciones reales en el entorno empresarial en el que es necesario un rol que se centre en resolver la toma de decisiones. ¿Cuáles son el tipo de decisiones difíciles que se pueden plantear a lo largo de tu carrera profesional? Te damos algunos ejemplos partiendo de roles de empleados y también de roles directivos.
- Cambiar de puesto de trabajo: En muchas ocasiones la decisión de dejar un trabajo y cambiar a una nueva empresa puede darnos muchos quebraderos de cabeza: ¿estaré tomando una buena decisión?, ¿me arrepentiré de dejar este trabajo?, ¿estaré a gusto en el nuevo trabajo?, ¿me adaptaré bien al nuevo equipo? o ¿estaré capacitado para asumir las nuevas tareas?, son algunas de las preguntas que nos hacemos cuando tomamos una decisión de este tipo. En estos casos, como hemos comentado, lo ideal es establecer categorías (sueldo, responsabilidades, horario, comodidades extra, cercanía con respecto al hogar, etc.) e ir puntuando cada puesto de trabajo para quedarte con el que resulte mejor.
- Asumir un nuevo puesto de trabajo: Otro de los puntos de inflexión en la carrera profesional es cuando ascendemos a un puesto superior que requiere más responsabilidad y, por consecuencia, más presión. En ocasiones, ascender en el trabajo, lleva consigo también cambiar de ciudad o incluso de país. En estos momentos, te puedes plantear varias cuestiones, por un lado, la oportunidad laboral que se te está presentando, y por otro, el cambio de vida que esto te puede suponer.
- Contratar a un nuevo empleado: Cuando se realiza el proceso de selección para contratar a una nueva persona en la empresa, es una decisión importante ya que aunque pueda tener un currículum excelente, serán muchas más las cuestiones que deberás plantearte sobre si esa persona es la indicada para desempeñar el puesto que ofreces. En este ejemplo, también es muy recomendable crear categorías e ir puntuando a cada candidato según sus habilidades y condiciones.
- Despedir a un empleado: Esta es otra de las decisiones más importantes y más difíciles en muchas ocasiones de la vida laboral. El momento de comunicarle a un empleado que vas a prescindir de él. Ya que es una noticia que puede acarrear una gran carga emocional en función de la relación personal que te una a esa persona. Para tomar esta decisión pueden influir múltiples factores, aunque lo ideal es analizar el rendimiento de cada posible despido y su sueldo.
Además de todo lo anterior, como líder de una empresa, es importante aprender algunas habilidades para gestionar equipos. Desarrollar habilidades como la capacidad resolutiva, el pensamiento estratégico y las dotes comunicativas, te servirá para tomar mejores decisiones en tu negocio.
Por supuesto, este no es un proceso fácil, por eso te recomendamos seguir formándote para mejorar la toma de decisiones para cuando se te plantee una situación de este estilo, vayas por delante y tengas los recursos necesarios para saber cómo afrontarla. Cuando hayas tomado tu decisión lo más importante es que aprendas de ella para poder mejorar este proceso en el futuro y preparar tus próximos pasos. Es normal que no sea fácil decidir a veces, especialmente cuando hay emociones o inseguridades, pero tomar decisiones es el camino para seguir progresando. ¡No tengas miedo y ponte manos a la obra!